¿Dónde estoy?

Me quisiste a bocajarro. Fue imposible no morir en el intento.

1.2.12

Sólo por unos fajos de billetes

"Es por nosotros"
- ¿Cómo?
- Que si te ocurre algo.
- No, no... Estaba pensando en otra cosa, perdona.
"Tienes agallas, podrás hacerlo". Repetía su voz en mi cabeza, como una grabadora, como una puñetera grabadora atascada. No tenía agallas, llegado el momento me temblaban las piernas como a un flan. Cada bocado que se llevaba a la boca, cada mirada que me dedicaba... Lo sabía, él lo sabía y aquella noche era el final.
- ¿No cenas? -Me espetó.
- Sí, claro... No tengo mucho hambre. -Me llevé un bocado a la boca, casi con tanto miedo como él. Saboreé la carne entre mis labios, le di vueltas a desgana demasiado ocupada en pensar como para centrarme en la cena. Y entre mordisco y mordisco sólo seguía escuchando su voz en mi cabeza "tú piensa en el dinero, sólo piensa en la pasta y todo lo demás estará justificado".-Sí...
- ¿Has dicho algo?
- Nada, me he mordido... -Me acaricié la mejilla fingiendo dolor, aquella noche era la peor actriz de la historia.
- Te noto algo... Nerviosa.
Corté la carne sin levantar la vista del plato, "bebe, estúpido, bebe" me repetí en mi fuero interno, ansiosa por salir de aquella casa.
- No, para nada.
- Sí, lo estás. Y ambos sabemos por qué es... -Cogió la copa y todas mis energías se centraron en conseguir que diera un buen trago de vino.-Sé lo del otro.
- ¿Cómo? No sé de qué hablas. -"Bebe ya, joder".
- Claro que lo sabes. -Despacio, muy despacio, más despacio de lo que cualquier persona podía moverse, se llevó la copa a la boca e ingirió el líquido rojo sin apartar la vista de mis ojos, que continuaban clavados en el plato. "Le metes el veneno en la copa, se lo bebe, la palma. Y tú y yo empezamos de cero". Ese era el plan, simple. -Te acuestas con otro, lo sabe todo el barrio y encima pretendes hacerme creer que no ocurre nada... Karen, ¿qué nos ha pasado...? -Y entonces su voz cambió, mi conciencia murió de vieja, la sangre se congeló en mis manos. No hubieron gritos, no hubieron reproches. Sólo la melodía de su voz intentando suavizar el estruendo de la tormenta. -Mira... Podemos solucionarlo, ¿vale? Lo he estado pensando y... Karen... Te q...
- ¿Sí?
- Te qui...
Se llevó las manos al cuello, asaltado por la sorpresa.
- ¡¡No!! ¡No, espera! -Grité. La silla cayó tras de mí, me lancé hasta él ya tendido en el suelo, intentando respirar a través de su garganta hinchada. -¡Sam, Sam! ¡¡Reacciona!! ¡Perdóname, Dios, perdóname! ¡¡Ha sido un error!!
Sus ojos se abrieron hasta el límite, su rostro, que iba tornándose de un tono morado, avisaba de que la cuenta atrás terminaba. El veneno irrumpió en su sangre, el veneno que tras un par de horas se esfumaría, iba a dejar una huella eterna en mi recuerdo. Se agarró con fuerza a mi blusa suplicando por su vida, carraspeando, sin soltarse la garganta con la otra mano.
- ¡¡Aguanta, por favor!! -Le supliqué. Pero era a la parca a quien debía suplicar y ella, presente en aquel asesinato, no guardaba compasión para mí. 
Arrodillada en el suelo acudí impotente a la escena que estaba sucediéndose en el comedor de mi casa: Mi marido, que iba a estar dispuesto a perdonarme, se marchaba para siempre con un "te quiero" todavía colgando de los labios. Mi marido, que jamás hubiera llegado a pensar lo que mi retorcida mente había accedido a hacer, se marchaba con un sincero "te quiero" que me condenaba al infierno y me arrebataba lo que me quedaba de vida. Un "te quiero" que junto a él moría mientras que yo, cegada por el arrepentimiento, me había destinado al más cruel y frío de los futuros. Sólo por unos fajos de billetes.

Puedes ver mi página personal (actualizada) en: http://roxyvarlow.blogspot.com/
Ver mis fotografías (fotografías nuevas) en: http://www.flickr.com/photos/roxyvarlow/

7 comentarios:

  1. Hacía tiempo que no te comentaba (y, por supuesto, que no te leía), pero hoy tenía que hacerlo:)
    Me encanta la esencia Varlow que se respira en el relato. Adoro tus escritos, ¡jopetas! Te echaba mucho de menos por aquí y, cuando he visto el estado de tu Tuenti, casi me pongo a dar salititos de alegría por la habitación. Tengo ganas de tener tu libro ya. Espero que llegue a España pronto (¿Ya sabes cuándo?)

    Por último tengo que decir: ¡Vaya putada! Osea que, justo cuando le dice que la quiere, ella se arrepiente de cargárselo. En fin... cómo está el panorama.


    Un besazo para ti, Roxy, y gracias por todos los buenos momentos que tu literatura me hace pasar:*


    Karlie Lifante
    http://recuerdosdelestelovingmeghannebynes.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  2. Creo que los seres humanos tendemos a anticiparnos a las acciones de los demás. Karen confirma la terrible situación. El amor llega cuando menos te lo esperas, y una confesión de la realidad es aún más espontánea. Pero el veneno lo mata. :(

    Un placer volver a leerte :D

    ResponderEliminar
  3. Menuda situación, por Dios *-* La describes francamente bien, la angustia que debe sentir Karen y la tensión del momento... Bufff... Me ha gustado mucho :)

    ResponderEliminar
  4. Él me da una pena terrible, tanto que lo pienso y se me hunde el alma. Pero ella, de ella no sabría qué decir, ¡errores así no se cometen! Acostarse con otro puede ser un error pero matar a tu marido es es es... ¡¡arrgg!! Estoy enfadada contigo por escribir sobre tragedias.

    <3

    ResponderEliminar
  5. Que triste, pobrecillo. Él estaba dispuesto a perdonarla a pesar de haberle puesto los cuernos y ella va y se lo carga "sólo por unos fajos de billetes".

    Muy bien escrito. :) Se nota mucho tu estilo personal en tus relatos. :)

    ResponderEliminar
  6. Joder, se me han puesto los pelos de punta. ¿Cómo puede hacer eso estando él dispuesto a perdonarla? Uffff...
    Se te echaba de menos ;)

    ResponderEliminar
  7. Volver a leerte es un placer, ¡sigue así! :)

    ResponderEliminar

¿Me das un poquito de lo que desayunas?