¿Dónde estoy?

Me quisiste a bocajarro. Fue imposible no morir en el intento.

8.2.12

Cappuccino

Son cosas que nadie más entiende, sentimientos unidos que sólo comprenden quienes comparten el amor por alguien que está a tu lado las 24 horas del día. Que te espera al llegar a casa, que depende de tus cuidados y tus mimos para seguir creciendo y viviendo en este mundo que quizá le apartó de su verdadero hogar, pero aun así, intentas que ese rincón que le has dado sea lo más parecido a un hogar seguro y cálido. Son detalles tontos que cobran importancia para ti dentro de esa atmósfera que os envuelve, pero que para los demás igual son estupideces sin valor alguno: Como que tu nombre se me ocurriera una tarde, sentada frente al ordenador bebiendo una taza de cappuccino o que me gustara arrimar la nariz a esa barrera de plástico que nos separaba mientras hacías pompitas.
Todo cuidado conlleva una carga, como tener que cambiarte el agua casi a diario o trocearte bien pequeñitos esos peces secos y malolientes para que pudieras comértelos fácilmente. Pero sarna con gusto no pica y si además de gusto, hay amor de por medio, volvería a cortar todos los peces muertos y malolientes del mundo con tal de que volvieras a asomar tu cabecita por encima del agua.
Volcarte tu pequeña isla para que pudieras nadar, ver tus patitas impulsándose a través del agua, moviendo tu delicado cuerpo para que pudieras sentir que una parte de ti seguía siendo libre. Verte abrir los ojos de par en par con la mirada fija en algún punto que te llamara la atención. O que te quedaras mirando conmigo la pantalla cuando vimos "500 días juntos" por primera vez, sé que te gustó. Y sé que volviste a mirar cuando la vi por segunda vez con él. Ahora esa película va a recordarme a tus grandes ojazos, a tu caparazón. Y a los días que ya no vamos a compartir más.
No sólo yo te lloro hoy, saltándoseme las lágrimas cada vez que entro en mi habitación o pienso que ya no voy a darte más las "buenas noches, corazón" o los "buenos días, bonita". Hoy él también está triste, triste porque ya no podrá jugar contigo con el lápiz cuando venga a casa, ya no podré reñirle para que te deje tranquila y no podré contar más, entre pequeñas risas "ahora cada vez que le ve, sale corriendo y huye". Lo siente tanto o más que yo. Ambos sentimos en el alma no haber podido hacer más por ti. Te extrañamos. Y te queremos muchísimo.
Hoy, donde estaba tu pequeña isla hay sólo un lazo negro. Hoy, donde estabas en mi corazón, sólo hay un vacío horrible.

Cappuccino.
11.12.11 - 8.2.12
R.I.P

Gracias por todo, pequeña. Por alegrarme con tus pequeños detalles. Por simplemente, estar ahí.
Te quiero.

3 comentarios:

  1. Ojalá hubiera podido conocer en persona al pequeño cappuccino. Seguro que, pese corta, ha tenido una gran vida y lo ha pasado genial a tu lado. Le has enseñado pelis y seguro que leía tus novelas en secreto! Espero que esté orgullosa de lo que vivió y de ti!

    ResponderEliminar
  2. T^T Tienes ese poder para hacer de una cosa tan peculiar como tener unas mascota se haya convertido en un intenso (aunque breve) capítulo que me ha encogido el corazón.
    Lo mejor será quedarse con esos momentos, con esos instantes compartidos.
    Seguro que disfrutó mucho de esa oportunidad de vivir que le concediste :) Y fue la tortuga más feliz, feliz, feliz, del mundo ^o^

    ResponderEliminar

¿Me das un poquito de lo que desayunas?