¿Dónde estoy?

Me quisiste a bocajarro. Fue imposible no morir en el intento.

29.5.11

Y salir con el miocardio del mismo color

No había prisa en tus labios cuando decidieron degustar los rincones más recónditos de mi piel. Tumbada sobre tu cama mis ojos se perdieron a través del cristal de la ventana que llevaba hasta el atardecer, pero mi mente estaba demasiado lejos como para poder disfrutar los ocres que bañaban la habitación, las paredes, las sábanas,  tu cuerpo. Mi cabeza se dormía al ritmo que mi corazón despertaba con cada caricia que erizaba mi vello y excitaba mi respiración.
- Bésame... -Exhalé. Y tus labios se follaron a los míos en una supernova de pasión. Nuestros latidos estallaron en aquel mismo instante cuando tus dedos se deslizaron hacia el interior de mis muslos buscando desesperadamente mi placer más pleno.
Desaparecí por completo. Mis instintos emergieron desde el fondo de mi subconsciente y arañaron tu espalda con deseo. Las marcas que dejabas sobre mi pecho eran recorridas después por tu lengua, frenética y excitada. No había forma de controlar aquello, no había forma de parar mis ganas de ti, de tu locura y de tu desenfreno.
- No hay curva en tu cuerpo por la que no quiera viajar...
Y así lo hiciste, tomándome entre tus brazos como si fuera una extensión de tu propia alma. Acariciando mis caderas, apretándolas contra las tuyas, siguiendo con tu boca la curva de mi cuello, fusionándote con mis ganas de hacerte mío de una vez por todas.
La habitación se llenó de gemidos ahogados, tenía la garganta seca y mojado el corazón. Susurrabas en mi oído que no parase, que te amase, que aquello durase siempre y te hiciera el amor como yo sólo sabía hacértelo. Suspirabas cerca de mi oreja y yo sentía tu calor en mi cuello, rogándome que aquella noche que comenzaba no terminase nunca, que mi cuerpo jamás se separase del tuyo, que hiciéramos una realidad del amor cada madrugada durante el resto de nuestras vidas. Y yo me moría por ello, por desnudarme entre tus brazos y que bebieras de mí cada día, siempre sediento. Porque no había nada como llegar a tu casa con los labios vestidos de rojo... Y salir con el miocardio del mismo color...
"Recuérdame..." Te dije esa última vez... "Porque podrás hacerlo con mil desconocidas más... Pero sólo yo te hacía el amor"

¿Tienes alguna pregunta o comentario? http://www.formspring.me/roxyescritora

4 comentarios:

  1. Tus palabras me han dejado sin palabras. Enhorabuena, expresando esas emociones me has dejado prendida de tus líneas, pensando en lo que decían, imaginando a los amantes... para llegar a esa ruptura del final que los aleja y convierte todo en un recuerdo. La vida...
    ¡Eres un crack!
    Un besito. =))

    ResponderEliminar
  2. Fantásticas palabras para leer un día como hoy... me has traído muy buenos recuerdos ;)
    Un Beso :)

    ResponderEliminar
  3. Seguro que se le quedó grabado a fuego. Porque nadie lo amó tanto como ella.
    La foto es preciosa<3
    un beso!

    ResponderEliminar

¿Me das un poquito de lo que desayunas?