¿Dónde estoy?

Me quisiste a bocajarro. Fue imposible no morir en el intento.

18.6.12

Sesión de las seis

Las luces se apagaron y la sala quedó completamente a oscuras. Mis ojos tardaron unos segundos en terminar de acostumbrarse completamente a esa penumbra antes de que la gran pantalla se iluminara y volviera a cegarnos. Aquello no debía ser bueno para nuestros ojos. Pero cuando su mano me encontró en el reposabrazos dejé de preocuparme por mis retinas y centré todas mis energías en aquel punto del asiento, intentando averiguar si había sido intencionado o accidental.
"Bésame". Pensaba cada vez que introducíamos las manos en el paquete de palomitas, pensando que quizá nuestros dedos se entrelazarían y cruzando una tímida mirada de desconcierto nuestros labios terminarían sellando aquella tensión que podía verse incluso a través de la oscuridad de la sala. Pero ella estaba empeñadísima en ver aquella película, lo había publicado tantas veces en Facebook que mis "me gusta" podrían haberse convertido en "ya, ya lo sé. Lo has publicado más de cincuenta veces". 
Las palomitas viajaban de sus finos dedos a sus tersos labios, se los había pintado de rojo. Joder, qué bien le sentaban. Y lo que hubiera dado por borrarle el carmín con la boca, lentamente, salvajemente... Como ella hubiera querido. La cuestión era envolverme del rojo de sus labios.
El brillo de la pantalla se reflejaba en sus ojos y yo podría haber visto perfectamente la película a través de sus iris aguamarina. No sé si se percató de que no le quité ojo en ningún momento o si estaba tan ensimismada que incluso podía haber olvidado que estaba en el asiento de al lado, muriéndome por besarla. Recorriendo cada uno de sus mechones y conteniendo con todas mis fuerzas las ganas de acariciarla y retirárselos por detrás de las orejas. Las ganas de comérmela como a una palomita, morderle el cuello con cuidado y quitarle la sal de los dedos con la lengua.
Pero cuando volví a la realidad la gente aplaudía al ritmo en que la sala volvía a iluminarse y mis ojos se resentían una vez más. Mierda. Ya no quedaban palomitas en el bol y ella se relamía chupándose los restos de sal de los dedos. Tampoco tendría oportunidad ya para hincar mis dientes en la fina película que recubría su cuello y tampoco para quitarle el carmín de los labios que la pajita de la Coca-Cola había borrado casi por completo. Sonrió y ambos nos levantamos, esperando a que la gente fuera saliendo para poder hacerlo nosotros también. Que qué me había parecido la película, me preguntó. Y a mí me hubiera gustado decirle que no me había enterado de nada y que sólo había pagado 6'50€ para tener la oportunidad de escondernos juntos en la oscuridad y atreverme de una vez a decirle que me vuelvo loco cada vez que anda y mueve sus muslos al ritmo de sus caderas, que quería besarla hasta hacer que se arrepintiera de haberse pintado los labios y que la quería hasta el punto de gritar con una almohada en la cara por la impotencia de no ser capaz siquiera de tomarla de la mano y aguantarle la mirada sin terminar carcomido por la vergüenza. Pero no. Un "bien, ha estado bien" fue todo lo que salió de mi boca. Como siempre.

"No ha estado mal". Me contestó. "Pero ha sido bastante más decepcionante de lo que esperaba". "¿Y qué esperabas?" Pregunté. 

"Que hubieras dejado de mirarme. 
Y me hubieras besado de una maldita vez".


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6 comentarios:

  1. Creo que es de mis favoritos... buuf me encanta!

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  2. He encontrado tu blog por un retweet, y he de decir que tu relato es impresionante! ^^

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  3. Qué grande. Me ha encantado el final. Ha sido tan cautivador. *-*

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  4. "No sé si se percató de que no le quité ojo en ningún momento o si estaba tan ensimismada que incluso podía haber olvidado que estaba en el asiento de al lado, muriéndome por besarla."

    Me encanta. Eso y el final, como bien ha dicho Sherly, han sido lo mejor.
    Un beso enorme, sigue así (:

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  5. Me has dejado sin palabras, Roxy, como siempre...

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  6. Se me empañaron losojos, es muy muy lindo

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