¿Dónde estoy?

Me quisiste a bocajarro. Fue imposible no morir en el intento.

25.9.11

Y todo el amor de París se fue con ella

París se difuminaba a través del cristal empañado. El ruido de los coches se amortizaba en el silencio de la habitación y las luces de los semáforos se fundían con el frío ambiente que golpeaba el ventanal.
- No tienes por qué irte si no quieres...
- Sabíamos que tarde o temprano tendría que marcharme. -Brooke separó su nariz de la ventana introduciéndose de lleno en la realidad que les envolvía dentro de aquellas cuatro paredes. Paul suspiró. -Quizá hubiera sido más sencillo no haber empezado esto jamás.
- Pero lo hicimos.
Brooke resopló recordando los encuentros en el café, las miradas que asomaban por encima de "Cumbres borrascosas" mientras fingía que leía y las miles de sonrisas que descubrió reflejadas en los labios de Paul. Las primeras palabras, el primer "déjame que te invite a una copa", los tonteos absurdos y la primera noche que cayó rendida entre vino y caricias sobre las sábanas de su ático en Montmartre.
- Esto no tiene futuro, Paul.
- No importa el futuro, es nuestro presente. -Las palabras del francés le escocían en el alma como la sal abierta  en las heridas.
- Tengo que regresar a Chicago, sabías que mi trabajo no me permitiría quedarme aquí eternamente. Y John...
- ¡Olvida a John!
- ¡Nunca me hubiera acostado contigo si John hubiera telefoneado aquella noche! -Gritó.-Como me prometió...
La mirada de Paul se desvaneció al ritmo de las confesiones de Brooke. ¿Qué había sido entonces para ella? ¿Una pausa cómica en el drama de su matrimonio? París empalideció a su alrededor.
Paul era rosas y bollería en la cama para desayunar. John discusiones y un futuro certero. Años de noviazgo, meses de matrimonio y una llama intentando sobrevivir en mitad de la tempestad. Pero en cualquier caso, sabía muy en su interior que aquello no estaba bien. Pese a todo John no merecía el engaño, compartir a su esposa secretamente con los labios de algún risueño francés.
- Paul, yo...
- Tranquila, no haces falta que digas nada.-Dijo con el corazón en una mano y el pomo de la puerta en la otra.-París seguirá siendo la ciudad del amor... Aunque tú decidas llevártelo contigo en la maleta.



7 comentarios:

  1. -París seguirá siendo la ciudad del amor... Aunque tú decidas llevártelo contigo en la maleta.

    M E E N C A N T A esa frase! :)

    Sister =)

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  2. Qué genial.
    No debería llevarse todo el amor, eso es muy egoísta!
    Un beso enorme, me ha encantado este relato :)

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  3. Que preciosidad de relato *.* Me ha ENCANTADO!
    Un beso =)

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  4. oh que bonito :) pues esperaria que se solucione xD

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  5. Es precioso *¬* (siento no dejar un comentario largo de los míos xD pero estoy falta de inspiración)

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¿Me das un poquito de lo que desayunas?