¿Dónde estoy?

Me quisiste a bocajarro. Fue imposible no morir en el intento.

15.12.10

El espacio es de todos.

Antes de comenzar la lectura, me gustaría que leyeras esto, ya que este relato tiene una parte especial en la que tomas parte. He comenzado este texto a mi manera, eligiendo el tema, los personajes, la acción y el escenario. Pero, ¿qué ocurre? ¡No está terminado! Después de la última frase: "Cuando llegamos..." el relato queda suspendido en el aire. Es el momento en el que decidas un final y lo escribas en un comentario (: ¿Que no tienes blog? ¿Y qué? ¡Puedes hacerlo igualmente! Selecciona la opción 'anónimo', pon tu nombre en el campo destinado a ello y déjame un comentario con el final que esperas para este relato. ¿Os animáis? ¡Pues vamos a ello!

"- ¿Sabes? -Le dije entre las tinieblas.-¡Nunca pensé que acabaríamos así!
- Apenas puedo escucharte. -Me contestó.-¿Dónde estás?
- No lo sé...
Y era cierto, desde que nuestra nave fue engullida por aquel agujero negro, toda la belleza del espacio se había visto reducida a la oscuridad más pegajosa y asfixiante. No había luces, ni destellos, ni fuego ni materia cruzando el firmamento. Sólo la nada que nos había engullido por completo, cegándonos y dejándonos completamente perdidos.
- ¿Cuánto oxígeno crees que nos queda? -Me aventuré a preguntar.
- No tengo ni idea, no puedo fijarme en el contador...
- ¡¡Aah!! -Chillé.
- Soy yo, soy yo... -Su mano me había encontrado en mitad de aquel abismo y había conseguido aferrarse a mi cuerpo. Ahora y hasta el final, estábamos juntos.
- Al menos tendremos una muerte fuera de lo normal... -Me abracé a su ancho traje, hubiera dado hasta mi último suspiro por poder sentir su piel en aquel momento.
- Nadie dice que vayamos a morir. Encontraremos la manera.
- ¿Esás seguro? -No podía verle, pero sé que dudó.
- Sí.
La presión me oprimía contra los límites de mi traje y tuve el impulso varias veces de quitarme aquel casco que me ahogaba, pero eso hubiera sido el final definitivo. Cuando comenzamos aquella misión hacía dos años, jamás llegamos a pensar que pudiésemos llegar a perder el control de la nave. Desde que era niña había soñado con poder llegar hasta la Luna, descubrir algo nuevo e infinito en mitad de la galaxia y poder ponerle mi nombre, sería mi forma de ser inmortal. Ahora estábamos fuera del Atlantis I, devorados por un implacable agujero negro y muriendo lentamente abrazados en mitad del espacio. Llegaría a ser romántico si no fuera porque era nuestra horrible realidad.
- Espera, -Dijo de repente.-¿Qué es aquello?
No podía verlo, tenía la cabeza hundida en su pecho. La alcé lentamente para poder ver, en lo que parecía el estómago de aquella bestia negra, un haz de luz que se hacía cada vez más y más grande.
- ¡Veo algo! -Exclamé.
- ¡Sí, sí! Yo también.
Y nadando a crol suspendidos en mitad del vacío, nos aventuramos hacia aquella pequeña esperanza que podía ser la salvación que jamás hubiésemos creído posible. Cuando llegamos..."


¿Qué encontrarán nuestros dos amigos al final de la luz en medio de ese agujero negro? Al final de esta semana, elegiré el final más mágico, sorprendente e inesperado y reeditaré la entrada incluyéndolo. Luego, volveré a daros la dirección para que conozcáis el nombre del ganador y cómo ha decidido que termine esta historia. ¡Me encantaría ver vuestra imaginación a pleno rendimiento y que todos veamos cómo puede terminar una misma historia desde diferentes puntos de vista!


Y ver mi página personal en: http://roxyvarlow.blogspot.com/

16 comentarios:

  1. no sabia hasta que se hacerco era un nave , que estaba buscando como salir de hay
    los odos nos alegramos de alegria
    se juntaron las dos compuertas y nos digeron que pasaramos rapido quenos quedamos un minutos de oxigeno
    cuando entramos nos puedimos quitar los trajes
    grite: ¡¡¡¡ por fin podemos respirar tranquilo!!!
    cuando me fije no eran personas como nosotros eran seres muy raros nose como explicarlo no tengo palabras , les digimos donde queriamos ir y sabian donde era , nos costo dos dias en llegar pero el viaje fue fantastico descubrimos cosas que no sabiamos que existian y esos seres nos enseñaron muchas cosas , n0 me arepiento de nada

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  2. Cuando llegamos, no vimos más que un par de estrellas que brillaban, como un ultimo suspiro. Me dejé caer sobre aquel suelo frío, sin esperanza alguna, apunto de romper a llorar.
    - No es justo, nosotros no nos merecemos esto... - Musité en voz baja, para mi misma. Él, de pronto se sentó a mi vera, pasó su brazo por encima de mis hombros, y me abrazó contra su pecho, como pudo.
    -Tranquila, todo pasará, verás que cuando vean que nuestra nave no da señales en el comando, enviarán a alguien a buscarnos. Sonrió, pero sin fuerzas.
    - Debo decirte algo, más vale tarde, que nunca -Me aparté de su lado, y conseguí verle el rostro, dentro de aquel casco.
    - ¿A sí? Dime, soy todo oídos.
    - ¿Sabes que te quiero? -Bajé la vista, muerta de vergüenza.
    - Oh, yo también te quiero. Sonrió.
    - Sí, pero no un amor de amigos, no tiene nada que ver con la amistad. Es amor verdadero, desde hace... Buf, desde el primer día que te vi. -Suspiré.

    Volvió a abrazarme, esta vez con más fuerza, de casi, podía notar su piel, y un ligero calor, que recorrió mi cuerpo. De pronto desperté en una cama, con mi ropa normal, y dos mantas por encima.
    - ¿Qué? ¿Donde estoy? Yo...
    - Te desmayaste. Una voz se escuchó detrás mía. logré incorporarme, y poderle ver. Era él.
    - Hablabas en sueños, pudieron venir a recogernos, pero tu ya te habías desmayado, y de mientras, aproveché para hacer una última llamada de emergencia a la Central, donde me dijeron, que ya había gente en camino. Es decir, estamos salvados. - Se levantó, y se sentó a mi lado.
    - Todo gracias a ti, ¿como puedo agradecértelo? - Le miré, sonriendo, pensando que todo lo dicho había sido un sueño.
    - Shh... -Y me hizo callar sin mediar palabra.

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  3. Me encanta la idea pero ahora no tengo nada de tiempo, esta noche tendrás mi final :)

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  4. ...no eramos capaces de vislumbrar lo que teniamos delante, la luz era cegadora. Él buscaba mi mano a ciegas y nos dimos cuenta. Esa luz era que los dos habiamos estado esperando, una claridad que espantaba a todo aquel que lograba contemplarla y sin embargo, ya con nuestros ojos acostumbrados, nos miramos el uno al otro y sonreimos; ¡qué raro parece sonreir en un momento así! Pero lo que no sabeis es que aquel fogonazo luminoso era la llama latente de nuestro espacio, era el viaje de nuestra vida.

    Jamie escribe tuturúuuu (L)

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  5. Cuando llegamos al final de esa luz sentimos como un aire nos empujaba hacia delante. ¿Pero qué era eso? ninguno de los dos lo sabíamos, tuvimos miedo, y nuestras manos se agarraron con fuerza. Aquel agujero negro nos llevó a un sitio increíble, no podíamos creer lo que nuestros ojos veían, era un enorme y precioso paraíso. Un paraíso lleno de árboles que sonreían, pájaros que cantaban en inglés y ovejas que decían miau. Ambos nos miramos, era un lugar aparte de magnífico raro, muy raro. No sabíamos dónde estábamos, no sabíamos por qué estábamos allí, sólo sabíamos que de ese lugar no saldríamos hasta dentro de mucho. Pero eso no nos importaba si estábamos juntos.

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  6. Cuando llegamos, nos dimos cuenta de que ya no había oscuridad, que estabamos envueltos en luz, una luz que, a pesar de la situación en la que nos encontrabamos, nos transmitía una enorme paz.
    Toda preocupación desapareció de mi mente, dejándo en su lugar, tranquilidad.
    Por un momento pensé que nos podríamos salvar. Mas tarde, comprendí que no, que por mucho que quisieramos, ese iba a ser nuestro final.
    Pero no estaba angustiada. Estaba con él, con la persona que más amaba. Si existía realmente el cielo, iríamos a parar allí los dos, estaríamos juntos para siempre.
    Le miré y vi que a el le pasaba lo mismo que a mi.
    -¿Que te pasa?- Me preguntó al ver que se me había escapado una lágrima.
    -Nada... Es simplemente que estoy feliz... -Ya quedaba poco oxigeno y me costaba hablar.-Incluso en este momento estoy a tu lado. Muchas gracias por haber conseguido que haya seguido adelante...

    Se hacercó a mi y me abrazó. Por un momento, en mitad del frio espacio, me pareció notar su calor.
    Era la hora. De nada serbía demorar el momento.
    Estabamos el uno con el otro y eso nos bastaba.
    -Siempre te he querido, lo sabes, ¿no?
    -Núnca lo he dudado.-Ahora si que ya no podía apenas hablar y sentía como iba desfalleciendo poco a poco.- Pongamosle fin a nuestra gistoria...
    -De acuerdo.-Su voz era serena, me hizo sentir como en casa.- Coge todo el aire que puedas.

    Le hice caso al ver que él también lo hacía.
    Entoces nos quitamos los cascos y nos fundimos en uno solo al besarnos.
    Por fin me sentía completa.

    Paul Apocalypse.

    Espero que os guste ^^

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  7. Cada minuto que pasaba nos íbamos acercando más y más a la luz, ahora solo visible cada cierto tiempo pero provinente de un mismo lugar, No fue hasta que chocamos que nos vimos cara a cara ante un viejo faro estelar, medio derruido y abandonado y que alumbraba el firmamento a ratos, cuando algún astro perdido alimentaba su reserva de energía.
    Allí fue donde se quedaron durante mucho tiempo (pues los agujeros negros no entienden de años o milenios), cobijados por el faro y cuidados por estrellas errantes que les llevaban extraños objetos y les contaban curiosas historias, llenando sus días de aventuras y dejando pasar sus días en mutua compañía ayudando a viajeros extraviados.
    Puede que al final ninguna estrella pudiera llevar su nombre…pero ahora formaban parte de ellas. Y aún hoy si te asomas al cielo podrás ver algo que brilla en medio de una absoluta oscuridad. Y si te fijas un poco más los podrás ver juntos sonriéndote… Por siempre.

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  8. Cuando llegamos, ninguno de los dos se atrevió a decir una palabra. La luz seguía aumentando lentamente de tamaño ante nosotros, era algo simple pero a la vez especial: una estrella. Habíamos visto miles, millones de ellas a lo largo de nuestro viaje, pero esa era diferente.
    Ésta no era como las demás. La estrella, como Chuck y yo deducimos nada mas verla, era Minuo, la estrella que andaba buscando la NASA desde hacía ya unos años y aquella por la cual nosotros estábamos allí, perdidos en el espacio.
    La seguimos observando. Era hermosa, brillante, alegre. No nos podía salvar de ningún modo, pero al menos perderíamos la vida bajo los auspicios de una estrella por fin alcanzada.
    Miré a Chuck, cogiéndole de la mano, y éste giró el rostro en mi dirección.
    Hizo amago de separar los labios, pero yo ya sabía qué iba a decir así que silencié sus palabras con una sonrisa.
    Ambos nos quitamos el casco a la vez, dejándolos flotar libremente en el espacio.
    Tiré de su mano cogida a la mía, acercándole más a mí y le abracé lo más fuerte que el traje me permitía.
    Juntamos nuestros labios con deseo y pasión, dándonos nuestro último beso frente al escenario más hermoso que uno podría desear.
    FIN

    Espero no haber sido una pérdida de tiempo xD
    Un beso

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  9. ->empecé a escuchar una voz debil que con cada segundo se volvía más fuerte junto con la intensidad de la luz, hablaba sobre la distancia que hay en años luz entre la tierra y un pequeño planeta recientemente descubierto, y muchas formas de calcular el tiempo que se tardaría, la tripulacion necesaria, etc.
    Con un poco de esfuerzo logro distinguir las formas de mi entorno, miro de frente y veo una espalda, creo que ya entiendo que me ha pasado...
    Efectivamente me he vuelto a dormir en clase, no soy capaz de evitarlo, aunque tampoco es que me importe mucho ya que mis notas son las mejores de la clase...bueno...detras de él, de todas formas, a él se lo perdono todo, excepto que no se halla fijado en mi...
    -Lamento irrumpir en su meditación señorita, pero estos conocimientos son necesarios para el examen, y si quiere ocupar una de las dos plazas para la expedición del Atlantis, debería prestar un poco más de atención.-
    -Lo siento, no volverá a ocurrir...-
    -Más le vale.-
    Mientras el profesor continua con su explicación, y las caras de mis compañeros se voltean, yo retomo mis pensamientos por donde los habia dejado...
    Él y sus insuperables notas...puede que no le alcance nunca, pero morir en el espacio, dentro de un agujero negro, asfixiandome, abrazada a él me da la fuerza que necesito para intentar que en lugar de ser un sueño, algún dia sea una realidad...


    Ery

    (no suelo escribir, asi que perdón por el desastre)

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  10. Por más que nos acercábamos a aquella diminuta esperanza, más lejos se nos mostraba... Cuanto más deseábamos alcanzar aquella salvación luminosa, más lejos estábamos de cualquier lugar.
    Detuvimos nuestro nadar e inmóviles miramos a nuestro alrededor...no comprendíamos lo que estaba ocurriendo, pero era algo maravilloso... verdes plantas surgían por todos los lugares, algunas con ciertos frutos que invitaban a pecar con un mordisco traicionero, el punto fue tornándose en el conocido sol, nuestros pechos comenzaron a hincarse y deshincharse como no lo habían hecho hacía mucho tiempo. Sentí la imperiosa necesidad de quitarme el casco que comenzaba a ahogarme en el mismo interior que hasta ese momento me había dado la vida. Nos los quitamos. Una aromática brisa bañó nuestro rostro, casi estuvimos a punto de llorar.
    Una figura humanóide de no más de un metro y ojos amplios y negro como el agujero que nos había absorbido, se acercó con cierta calma hasta nosotros. Nos miramos. Lo miramos. Nos miró. Un eterno segundo nos envolvió con una mágica aurora con una intensa áurea luminiscente.
    Aquel extraño ser, aunque ciertamente conocido, alzó sus profundos ojos hasta los nuestros... seguro que quería comunicarse. Fue el momento más feliz de mi vida, si es que todavía estaba vivo. Debía de estarlo, todo aquello sobrepasaba cuanto nunca hubiera podido imaginar.
    Aquel ser agitó que lo parecía ser su boca, por fin íbamos a saber, ¿Qué había sido de nosotros? Su voz comenzó a sonar...
    "Riiiiiiiinnnnnggggggg"
    ¿Qué nos habría querido decir? Nos miramos y le pedimos que lo volviera a repetir...
    "Venga levántate que es hora de ir al colegio"
    - ¿Qué?
    - ¡Que te levantes! ¡Vas a llegar tarde al colegio!
    - Me había parecido todo tan real... que hubiera jurado... pero no, tan sólo fue un sueño. Un bonito sueño espacial.

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  11. Cuando llegamos a la extraña luz, un hormigueo comenzó a quemarme la piel bajo el traje de astronauta. El universo pareció dar un giro drástico y repentino, arrastrándonos con él hacia ningún lugar. Mis ojos quedaron suspendidos en el abismo de sus pestañas, buscando un gesto de seguridad, buscando una esperanza que habíamos perdido entre las tinieblas. El vértigo golpeaba las pareces de mi estómago sin piedad. Cerré los ojos. Por un momento recordé aquel parque de atracciones donde me dijo el primer te quiero de tantos, cómo apretaba mis manos en la montaña rusa. Parecía absurdo, pero era una sensación muy parecida. Sólo había una diferencia: el espacio estaba encogiendo, se derramaban las estrellas en el límite del tiempo. Un zumbido reverberaba cada vez más agudo, más veloz, un idioma extraño para mis oídos. Miles de insectos picaban por todo el cuerpo, los ojos me ardían y me costaba horrores respirar. Me concentré en sus manos y las mías, alejando toda la inmensidad sobre nuestras cabezas, que desembocó en el mar naranja de mis sueños. Silencio. Las olas hacían el amor con el mar. Silencio. Una playa desierta en el horizonte azul, atardecía. Un paisaje sin forma real, distorsionado: Cáscaras de huevo cuya yema iluminaba los rincones más oscuros, barcos navegando por el cielo, esquivando las nubes cual icebergs de algodón, lunas albeadas se bañaban en el mar y proyectaban su reflejo en las estrellas, arena de azúcar, caracoles voladores, mariposas que guardaban en el batir de sus alas, el pestañear de unos ojos multicolor, hielos en llamas y melodías de todos los olores. Nos miramos boquiabiertos, éramos extraños, ajenos a ese mundo ilógico, tan parecido y diferente al nuestro. Estábamos desnudos y los trajes de astronauta parecían disolverse con la espuma del mar. Ella tenía los ojos verdes. ¿Ella? ¿Y yo? Miré mi cuerpo, algo había cambiado, física, mental y químicamente: Pude ver mi reflejo en su asombro. Nuestro cuerpo se había intercambiado, nuestras emociones y sentimientos se habían intercambiado o, al menos, la manera de percibirlos. Seguíamos siendo la misma persona, pero algo vagamente familiar nos recordaba nuestro auténtico ser, que se había transformado en el otro. Yo era escéptico, no creía en absoluto en este absurdo, así que busqué una explicación medianamente sensata, cavilando sobre el poder que habían ejercido las sustancias metafísicas del agujero negro que nos había tragado para cambiar la proyección de nosotros mismos. Pero todos los razonamientos olvidé cuando sus ojos verdes se clavaron en mí, ésta vez alegres, sin temor ni desesperación. Sonreí, le apreté las manos con fuerza, cómo aquella vez en la montaña rusa, y supe que esperaba el primer te quiero de tantos.

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  12. Cuando llegamos, parecía que la luz no había estado nunca allí. Me sentía cansada y tonta, como inmersa en una terrible pesadilla en la que los pasillos se hacen eternos y jamás alcanzas el pomo de la puerta del fondo. Él flotaba a mi lado, en silencio. Podía sentir la perplejidad que invadía su rostro aunque la negrura de aquel espacio, que se había tragado incluso los fotones de luz que emitían los focos de la nave, no me permitía siquiera atisbar mi mano, enguantada a unos centímetros de mi cara.

    -¿Esto es todo?- preguntó con resignación.
    -No puede ser. No decaigas: los dos lo hemos visto. No puede ser un espejismo.
    -Cierto, se me había olvidado: en los agujeros negros no hay espejismos. Eso es de manual.

    Aun con la presión del espacio apretándome dentro de mi traje, aun con la desesperación de verme muerta dentro de aquel agujero negro... no pude evitar una risita triste que reía su gracia. Me pegué a él como pude, y él me recibió con ansia, como quien se aferra al borde de un precipio en el que ha resbalado.

    -...Bueno- dije en un suspiro-, ahora ya sabemos lo que hay dentro de un agujero negro.
    -Estamos los dos.
    -Pero sólo en este.
    -Tampoco es tan ter--

    Chocamos contra algo muy duro. Me estremecí de repente, asustada. Él apretó mi mano y deshizo nuestro abrazo, girando sobre sí mismo en dirección al impacto.

    -¡¿Qué ha sido eso?!
    -¡No lo sé!- exclamé asustada-. Juraría que hemos chocado con algo.

    Alargué la mano, resuelta a encontrar el obstáculo. Recordé una película que me angustiaba muchísimo, sobre dos buceadores perdidos en mitad del océano y rodeados de tiburones... Allí no había espejismos, luego tampoco habría tiburones, pero podía ser algo distinto. Y, puestos a morir, en aquel momento una inusitada valentía se adueñó de mi brazo y lo extendí con confianza.

    La palma de mi guante chocó con una superficie lisa, como pulida, alabeada.

    -¿Qué demonios es esto?- preguntó él a mi lado; también lo estaba tocando.
    -¿Sigue por ahí?

    Mi mano empezó a tantear hacia fuera, buscando un borde o un límite, pero no encontré nada parecido. Parecía que estaba tocando un cristal, una ventana, pero no podía ver nada, tan sólo guiarme por el tacto.

    Y, entonces, se hizo la luz.

    Frente a nosotros, algo parecido a una pantalla de cristal abombada, con reflejos blancos rematando su superficie. Era muy grande, tendría fácilmente varias decenas de metros, y se extendía a nuestro alrededor: por arriba y abajo, por los lados, incluso por detrás, prolongándose ya como un tubo hacia la negrura del agujero negro que nos había llevado hasta allí.

    [Sigo en el siguiente comentario.]

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  13. Y más allá del cristal... Todo era un cúmulo de extrañas nebulosas de colores densos, saturados, fríos y oscuros. Verdes cenizos o ennegrecidos mezclados con volutas de morado gangrenoso o azul viejo. Y aquí y allí, brillos fugaces, destellos, como impulsos eléctricos en un sistema neuronal.

    En momentos como éste, cuando una persona se encuentra ante la respuesta de una pregunta existencial (¿qué hay al otro lado de un agujero negro?)... nadie sabe qué hacer. Yo tampoco sabía que hacer, pero algo en mí respondió a mi impulsivo ateísmo y empecé a escrutar los destellos, buscando en ellos los ojos de Dios porque, si en alguna parte podía haber pruebas de su existencia, tenían que estar entre aquellas nubes chispeantes de colores.

    Él se acercó a mí, quizás preocupado por mi estado de shock ante aquella imponente visión, y me rodeó con sus brazos. Yo no reaccioné hasta unos minutos más tarde, cuando empecé a sentirme extraña. Aprovechando la luz de los destellos comprobé el nivel de oxígeno. Se acababa. Le miré a los ojos y comprobé el suyo; la aguja de su indicador ya estaba quieta por debajo del 0.

    Me miró somnoliento. Sonreía levemente, consciente de nuestra situación. Yo estaba realmente igual, porque los párpados empezaban a pesarme. Me sentía fatigada, extenuada, con necesidad apremiante de dormir.

    Sería una muerte muy dulce...

    En medio de nuestro abrazo enmarcado por las nebulosas, él pegó su casco al mío y, con un suave esfuerzo, pegó sus labios al cristal y me dio un beso en la frente que empañó la visera.

    -Te quiero.
    -Yo también te quiero, mi vida.

    Y me dormí sin que el vaho se disipara, impidiéndome ver su cara por última vez. Sentí cómo el no me soltaba, aunque el abrazo perdió fuerza debido a lo inevitable.

    Y así me apagué, pegada a la persona que más he amado en mi vida, viendo mis sueños cumpliendo.

    Asomándome al Edén desde un gran ojo de buey perdido en el espacio...

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  14. Perdona por borrar tantos comentarios, Roxy, pero es me di cuenta tarde de que eran demasiado largos!! Espero que este no te defraude:

    “Cuando llegamos me quedé boquiabierta ante las vistas que el espacio nos ofrecía: ¡millones de cometas que cruzaban a una velocidad vertiginosa aquella galaxia y se alzaban ante nosotros!
    Mi acompañante se dio la vuelta.
    —Se está acercando… —susurró con un hilo de voz.
    —Ya –admití, tensa—. Tenemos que irnos… hacia los cometas.
    —¡No! ¡Es peligroso, tú te quedas aquí conmigo! –me exigió.
    —Escucha –comencé, intentando relajarme—, moriremos de todas formas. Ya sea porque no podamos salir del agujero o porque se nos acabará el oxígeno; por eso creo que debemos arriesgar. Si morimos aplastados por los cometas, simplemente será otra forma distinta de hacerlo respecto a cómo moriremos si nos quedamos –le expliqué. Pareció rectificar sus ideas. El agujero se acercaba cada vez más.
    —Bien –me corroboró—. ¡Vamos!
    —No me sueltes –le pedí—. No me sueltes…
    —No voy a hacerlo –aseguró, aferrándose a mí con fuerza—. Aguanta.
    Y juntos, de un modo que todavía hoy no logro comprender, nos adentramos en aquel mar de cuerpos formados por hielo y rocas, que nos transportaron hasta llegar a un lugar que terminaría siendo nuestra actual residencia. Y, aunque no volvimos a visitar aquel misterioso universo, sé que habrá algo que devolverá a la Tierra las almas de los viajeros perdidos en el espacio.”

    —¡Es precioso! Qué pena que tan sólo sea una historia –comenta Iulia, mi nieta más pequeña. “No es sólo una historia”, pienso.
    —Pues yo creo que habría quedado mejor si el cometa se los hubiera cargado –afirma Alex, sonriendo maliciosamente.
    —O que se hubiesen quedado sin oxígeno y les verías ahí ahogándose… ¡Oh, no, me muero, agg! ¡Como dos peces fuera del agua! –se ríe Jake, haciendo una clara demostración al respecto.
    —¡Jake, eres un burro! –le acusa Alba.
    —¡Eso también lo sé hacer! –y comienza a imitar a tal animal.
    Me río con ganas. Se les ve con tanta vitalidad, alegría, con tanta energía y capacidad para llegar a hacer cosas que yo nunca conseguí… cómo me alegro por ellos.
    —¡Vamos afuera, tal vez encontremos cometas! –llena de anhelos y sueños, Diana va en busca de la noche. Los demás la siguen.
    Feliz y con una gran sonrisa atravesando su rostro, Alba encuentra el pomo de la puerta y abre.
    —¡Mirad el cielo, las estrellas se mueven! -todos se asoman, yo incluida. El espectáculo es maravilloso.
    Acompañada del amor que estos niños comparten conmigo cada día, dirijo mi mirada al cielo y a la luna, que me sonríe. Observo las estrellas, las admiro. Fugaces, brillantes, mágicas. Eso es, magia; tal vez fue eso lo que me trajo hasta aquí. Quién sabe. Pero seguiré viviendo con la ilusión de una niña, aquella que se perdió en el espacio y regresó gracias a unos cuerpos celestes llamados cometas.

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  15. Cuando llegamos al lugar de donde provenía aquel resplandor, fuimos asaltados por un mar de asteroides.
    Pensé en dejarlo todo y lanzarme al vórtice que se estaba formando detrás nuestra.
    Ya casi me cegaba de lo próximo que estábamos y me giré sin pensar en él. Ya no tenía fuerzas para seguir. Nada ni nadie me hubiera parado, excepto... Allí estaba, al girarme choqué, debido a su abrupto y ancho traje, con su hombro. Mi mirada se entrelazó con la suya durante unos segundos para al momento fundirse en un beso. No era la mejor ocasión para hacerlo, pero allí estaba yo, flotando en el espacio infinito con el pensamiento de besar a mi hombre perfecto, ¿irónico, verdad?. Nunca voy a olvidar aquel beso imaginado. En aquellos momentos fue tan real como cualquiera de los que te pueden dar. Estábamos ya muy cerca del resplandor cuando súbitamente el se giró hacía mí.
    -Que bien saben tus labios- Afirmó.
    Confusa no supe decir nada. Pensé que alomejor mi sueño lo había narrado en voz alta. Mientras, de un bolsillo del traje asomó con ganas de escaparse el medallón con el que me encontraron cuando era pequeña. Los ojos de él cambiaron por completo al ver aquel artefacto.
    -¿Que es eso?- Me preguntó.
    -Un medallón que tenía cuando me encontraron, se supone que perteneció a mi madre.
    Al oir esto metió su mano en uno de los grandes bolsillos de su traje y sacó una réplica exacta de mi medallón.
    -¿Dónde lo has conseguido?- Le grité tras una explosión de materia cercana.
    Su cara empezó a cambiar de ánimo, esbozó una amplía sonrisa y desesperadamente comenzó a hablarme con un tono más que cercano.
    -¡No eres quien crees que eres. No eres lo que tu crees. Pertenezco a otro mundo al igual que tu. Lo que tienes en la mano es un radio transmisor!-
    -¿Pero que estás diciendo?- Pregunté
    -¡Tanto tu como yo venimos de otro mundo. Un mundo en el que no existe el dolor, un mundo que no es gobernado por el mal, un mundo donde todo lo que piensas se hace realidad!-
    Comencé a recordar mi infancia. Cuantas veces había tenido sueños que parecían ser reales, de esos que no les prestas atención pensando; bah, no es real, que más da.
    -¡Estás mintiendo!-
    -Tu verdadero nombre es Axala. Fuimos enviados a la Tierra para una misión de reconocimiento, el agujero que usamos para venir desapareció y no pudimos regresar.-
    -¿Axala, cómo es que yo no recuerdo eso, eh?- Le pregunté con el ceño fruncido.
    -Porque en mitad del transporte de materia, cuando te tocó pasar a ti por el vórtice, este se cerró. Perdiste el control de tu nave y caíste a la Tierra. Perdiste la memoria. Tu radio transmisor se averió, perdí tu rastro. Tenía la esperanza de algún día encontrarte...-
    -¡Tan sólo era una niña desde el último recuerdo que tengo en la Tierra!.-
    -En nuestro planeta la vida es distinta, 1 año nuestro son 20 años en la Tierra. Al estar lejos de la fuente de energía del planeta hemos envejecido de la misma forma que los habitantes de la Tierra. He esperado este día, para reunirnos. Mis padres, estarán preocupados. 25 años terrestres sin saber nada de...-
    En ese momento una gran explosión acabó con la Tierra.
    Mi familia adoptiva había perecido en la explosión del planeta. Nunca volvería a ver a mis amigos ni a mi familia adoptiva, a los cuales apreciaba mucho.
    Iba a embarcarme en un viaje a lo desconocido con gente que decían ser mis iguales y no conocía de nada. Solo pensé una cosa.
    -¡Vamos!- Asentí.
    Me despedí de él y me dejé arrastrar por el agujero negro.
    No tuve tiempo ni de exhalar el último aliento.
    ¡Riiiiiiing!
    Desperté en mi cama de siempre. El despertador sonó.
    Mi madre irrumpió en la habitación. Me abalancé sobre ella.
    -¡No me dejes nunca!- le supliqué medio llorando.
    -Tranquila hija, solo has tenido un sueño raro.- me dijo.
    Comprendí entonces, que como una de tantas había tenido un sueño que parecía ser real, de esos que no les prestas atención pensando; bah, no es real. Que mas da.
    Pero nunca olvidaré los labios de Él. Desde ese día, siempre intento soñar con él, pero no ha vuelto a regresar. Espero que sea feliz en su planeta natal.

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  16. Cuando llegamos... todo lo que pasaba por nuestros ojos era el inmenso "decorado" oscuro que ni un cine podía albergar. Como si duendes sonrientes se trataran, centenares no, millones de haces de luz cabalgaban sobre un pasillo lúgubre, sin ninguna meta donde llegar.

    De pronto, lo que creíamos que era el norte empezó a caer, llevándonos a un inmenso agujero, del que seguro que no íbamos a salir...

    Notaba fríos los dedos de los pies, percatándome poco a poco de la huida de oxígeno en mi sangre. Sólo el horror me invadía, pero un zumbido en mi oído me hizo cambiar.

    - ¿Ves algo? - Preguntó.

    - Lo mismo que tú, creo - Respondí intentando ocultar mi verdadero desaliento...

    Silencio, angustioso silencio de un profundo inquebrantable.

    - Nunca lo he pasado mejor, Emeline - Susurró.

    - Yo tampoco, Damián - Musité.

    - Espero que vayamos a donde vayamos, tú estés conmigo - Cuchicheó.

    - Yo también, Damián, yo también. - Murmuré.

    Ni la nada, ni el todo pudo retener tantas tinieblas. Dos puntos perdidos en mitad de la ausencia. Dos puntos, que cada noche puedo ver con esa lupa imaginaria.

    Quizás la desventura. Quizás el destino... .Jerahy.García.

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¿Me das un poquito de lo que desayunas?