¿Dónde estoy?

Me quisiste a bocajarro. Fue imposible no morir en el intento.

24.11.10

Si ella era capaz de creer en mí, yo también.

- No te preocupes, tú no tienes que llegar hasta tu destino, él vendrá a por ti cuando llegue la hora.
Escuchaba sus palabras con atención, siempre conseguía dejarme con la boca abierta. La observaba sentada en la rama de aquel árbol bajo el que solíamos vernos, con sus gafas de aviadora y su inquebrantable espíritu mezclándose con el viento. A su lado yo me sentía igual de insulso que una hoja seca. 
Kay siempre había tenido madera de aventurera, de viajera interestelar. Me decía que había recibido los poderes de una chamana cuando estuvo en África, que fue víctima de un conjuro en Transilvania y que las hadas la habían nombrado su reina cuando estuvo en Noruega. No sé si alguna de aquellas historias era real, pero las narraba con tanta fuerza que aun a pesar de haberme enterado algún día de que eran mentira, me las hubiera seguido creyendo.
Se aferró a la rama del árbol con las piernas y se dejó caer cabeza abajo.
- Pero Kay, -Le dije.- la vida no me depara grandes cosas como a ti. No creo que salga nunca de este pueblucho. -Entonces se puso sus enormes gafas de aviadora, siempre lo hacía cuando iba a decir algo importante.
- A menudo las grandes historias se esconden en lugares pequeños y ¿sabes por qué? -Negué con la cabeza.- Porque la gente espera encontrárselas en lugares fabulosos e interesantes como la India, México o Nueva York. Pero solo los grandes aventureros con un gran espíritu pueden encontrarlas incluso en el rincón más aburrido de la tierra. -Kay se balanceó sobre sí misma y aterrizó justo delante de mí. En aquel momento, mientras me señalaba con el dedo índice, una ráfaga de viento nos sacudió e hizo hondear su bufanda de rayas. Parecía una película. -Y tú, pequeño Sam, tienes la capacidad de poder atraer al destino allá donde te encuentres. Sólo tienes que saber mirar y atraparlo en cuanto se cruce por delante de tus narices. Ese momento sólo durará un segundo, y tienes que saber aprovecharlo.
Sin decir nada más se colocó la capucha sobre su melena pelirroja y caminó ladera abajo de vuelta a nuestro pueblo. No sabía si Kay creía realmente en sus palabras, pero parecía que creía en mí. Y si ella era capaz de creer en el pequeño Sam, yo también.



Y ver la sinopsis de mi nueva novela en: http://roxyvarlow.blogspot.com/

15 comentarios:

  1. DIOS MÍO(L)
    ¡Me encanta!
    Dios mío, ¡grandioso!

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  2. Ohhh!! Preciosooo!! Me encantó!
    Si quieres pásate por mi blog, estoy empezando una novela: http://escueladecombatenovela.blogspot.com/

    Me encanta cómo te expresas Roxy, es genial! Besos

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  3. Y yo también creo en el pequeño Sam.

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  4. Qué razón tiene, se nota que sabe de estrellas y de aventuras más que nadie en el mundo. A veces vamos a buscar nuestra vida tan lejos que la traspapelamos en alguna aduana.

    PD: Me encantaría tener unas gafas de aviador, ¿te lo había contado ya?

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  5. "Sólo tienes que saber mirar y atraparlo en cuanto se cruce por delante de tus narices. Ese momento sólo durará un segundo, y tienes que saber aprovecharlo"
    Que gran verdad...y que complicado es saber aprovecharlo justo en el momento idóneo!;)
    muuah

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  6. Espero k pases por mi blog, comentes y me SIGAS ;D Grax!

    t agrag!

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  7. ¡Cómo me gusta Kay! Es tan dulce.. A ver si se pasa más :)

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  8. ¿Esto es el principio de tu nueva historia? ¿o es un relato más? :)

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  9. Alucinante Roxy :)
    Debe de creer el él SI O SI!
    Muchos besos guapa!

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  10. Qué gran texto, Roxy!
    Me encanta Kay, es tan... auténtica ^^
    Un besito guapa! :)

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