¿Dónde estoy?

Me quisiste a bocajarro. Fue imposible no morir en el intento.

10.6.10

Mónica vivía a quince pasos de Juan.

Mónica vivía a quince pasos (contados) de Juan. Y simplemente con poner la oreja en la pared, podía escucharlo pasar las páginas de los libros. Cuando él tocaba el saxofón, se sentaba cerca de la puerta con un tazón de leche blanca y muchos cereales (para que no se le acabaran, para poder quedarse ahí siempre). Y cuando terminaba la melodía, se imaginaba que tocaría al timbre para confesarle que tocaba para ella. Le compraría margaritas y ella dejaría los tazones de leche para preparar café para dos. Café y jazz en la terraza de su piso, con el sol avisándoles de que es hora de irse juntos a la cama para abrazarse y seguir tocando jazz al ritmo de los suspiros y las caricias con los pies. Eran quince pasos, quince los pasos que separaban a Mónica de Juan. Pero un atlántico de distancia la alejaba de dejar de mirar por la mirilla de la puerta e ir a invitarlo a un tazón con leche y (muchos) cereales.

3 comentarios:

¿Me das un poquito de lo que desayunas?